Según el autor, este libro es como una extensión y complemento de su pequeño libro El Sendero Secreto, que había logrado una gran aceptación por parte del público. No se considera a sí mismo un maestro espiritual, mucho menos un salvador misionero, sino simplemente «un hombre normal, con algunos intereses anormales, pero que lleva una vida normal y sin atribuirse superioridad alguna». Escribió este libro más para atender la solicitud de los lectores de su libro anterior, ya mencionado, con el fin de expandir y aclarar ideas y conceptos que allí estuvieron apenas esbozados y que para algunos tal vez permanecieron más revoloteando en el aire, en lugar de echar raíces en su vidas, como había sido su objetivo.
Por tanto, este trabajo se divide en dos partes. En la primera, analiza al ser humano físico, emocional e intelectual, que constituye su personalidad mortal condicionada al tiempo, y le muestra su naturaleza espiritual, cuya dimensión es la eternidad misma. En la segunda parte, presenta una serie de prácticas que, aplicadas inteligentemente, pueden desarrollar la cultura espiritual a través del dominio de las emociones y la mente, y de la auto búsqueda o la introspección. También aquí aborda el misterio de la respiración, del ojo y del corazón, así como el Yo Superior y su expresión en acción. Finalmente, se trata de la Búsqueda, que ha sido la meta, el drama y el logro de todas las almas grandes y pequeñas, de todos los tiempos y lugares.
Esta Búsqueda fue también emprendida por el autor y en su viaje conoció a muchos otros peregrinos de los que aprendió tanto y, de alguna manera, para retribuir lo mucho que recibió, quisó compartirlo también a otros, hambrientos como él fue, para encontrar su Yo Superior, sea cual sea su condición. Es, por lo tanto, un libro muy instructivo y educativo.
Editora Pensamento – 1937 (português) y Editorial Kier – 1967 (español)
