Un curso de desarrollo espiritual, que corrige los malos hábitos de la mente y purifica los sentimientos del corazón, pero que no muestra interés en los hábitos y condiciones del cuerpo físico, se basa en un concepto unilateral del ser humano. No está equilibrado. ¿Cómo puede él producir un resultado que no sea desequilibrado e incompleto? Ya sea que se ignore o se tenga en cuenta el cuerpo, la vida debe ser vivida en su plenitud por todos los seres humanos. Esto también incluye a los seres buscadores espirituales y sus cuerpos todavía están con ellos, hagan lo que hagan o dejen de hacerlo.

En este plano, el cuerpo es de hecho el único medio de nuestra existencia y no debe desconectarse de nuestras aspiraciones. Una instrucción espiritual completa y competente no debe ser tan tonta como para descuidar o ignorar la estructura física del discípulo que está siendo instruido, sino que debería verlo con sus diversos órganos y sentidos superiores como realmente es; es decir, como expresión de la Inteligencia Infinita, a través de la cual se puede adquirir la experiencia necesaria para tomar plena consciencia de su relación con esta Inteligencia. Hay todavía otro punto de vista menos considerado al respecto: el cuerpo contiene innumerables pequeñas vidas, que nos ven como sus protectores, líderes y guías, que necesitan y deben recibir de nosotros una amable atención.

El ascetismo filosófico practica disciplinas porque valora adecuadamente el cuerpo, no porque lo odie. La encarnación es una oportunidad para la salvación. El cuerpo es un templo sagrado. La carne es una revelación de la actuación de la  Mente del Mundo.

El místico que reconoce la incesante maravilla y el valor divino de su cuerpo, que lo acepta como el escenario sobre el cual y a través del cual debe completarse y realizarse su ideal, no está degradando este ideal ni quedando cautivo, sino que está llevando a cabo el  alto propósito para el que está reservado el  ser humano en el orden cósmico.

El cuerpo (así como el alma) le proporciona mensajes de consejo, advertencia o aprobación, pero a menudo no los escucha, no los comprende o no quiere que su complacencia (formada por tendencias, hábitos y entorno) sea perturbada.

Esta purificación de cuerpo, emociones y mente es un paso preparatorio indispensable para la Búsqueda. Para las técnicas avanzadas, es un medio necesario para allanar el camino para un influjo de fuerzas espirituales durante la meditación. La meditación que no va acompañada de purificación puede conducir fácilmente a pseudo-intuiciones. El aspirante puede recorrer los caminos de la purificación y la meditación a la vez, o puede colocarlos en su orden lógico y ocuparse de ellos consecutivamente. Hay mucho que decir sobre ambas opciones, aunque la tradición ha dicho a menudo que la purificación debe preceder a la meditación.

El cuerpo es nuestra morada en lo físico. A través de sus cinco sentidos podemos sufrir dolor y miseria o gozar de satisfacción y placer. Por lo tanto, debemos cuidarlo y cuidarlo bien, mantenerlo saludable tanto como podamos. Esta no es solo una necesidad personal, sino también un deber espiritual, ya que su condición puede tanto obstruir como ayudar al trabajo interno.

Cuando la salud de un ser humano se ve comprometida, nada le parece más importante que restaurarla. Sólo entonces se da cuenta del valor de la buena salud. Esto se ha dicho desde un punto de vista meramente convencional y mundano. Pero, ¿qué pasa con el punto de vista espiritual?

El aspirante cuya salud se ha visto comprometida permanece preocupado por la condición de su cuerpo, de modo que los pensamientos y el tiempo que le dedica se alejan de los pensamientos y el tiempo que podría haber dedicado a su aspiración espiritual. Y cuando entra en sus períodos de meditación, puede resultarle difícil elevarse por encima de sus estados corporales, de modo que incluso su concentración y capacidad meditativa pueden verse perturbadas por ello. Esto se debe a que, después de todo, el cuerpo es el instrumento con el que tiene que trabajar y a través del cual tiene que lograr su elevado propósito durante la encarnación en esta tierra. Es por eso que se crearon sistemas para sentar las bases de la salud y la fuerza para los esfuerzos espirituales del aspirante. Además, si busca estar al servicio de sus semejantes, su capacidad para servir estará limitada por el estado de su salud e incluso puede ser completamente imposible en el plano físico. Con buena salud se vuelve más valioso para los demás, pero si carece de ella, menos.

El cuerpo humano es parte de la consciencia, de hecho, una parte significativa de ella, pero la consciencia misma es sólo una parte de una consciencia mayor y más profunda de la que normalmente no somos conscientes. Sin embargo, es en esta región misteriosa donde reside el origen creativo de la idea del cuerpo. Si el «yo» ordinario no es capaz de mantener bien al cuerpo, simplemente manteniendo el pensamiento de salud, es porque el poder creativo reside en un «yo» que lo trasciende. El ego, que se identifica con el cuerpo, al hacerlo anula sus poderes latentes. Pero tan pronto como el ego se identifica con la Mente pura, pueden manifestarse ciertos poderes. Muchos casos de fenómenos místicos, como el estigma de los santos católicos, lo confirman.

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