… Aquí, entonces, está la primera práctica del sendero supremo: pensar constantemente en esa Mente que está produciendo el ego, al igual que todos los otros egos alrededor, y el mundo entero, de hecho. Haz esto hasta que se convierta en un hábito. La consecuencia es que, con el tiempo, una persona tiende a considerar su propio ego con total desapego, como si fuera otra entidad. Además, esto te forza a tomar el punto de vista del todo y a ver la unidad como un ser fundamental …
La búsqueda es un intento deliberado de acortar el paso de la vida en el yo inferior para vivir en el Yo Superior. Esto, sin embargo, implica una disciplina constante de acciones, sentimientos, pensamientos y palabras.
Incluso mientras compartes la vida, el trabajo y los placeres de este mundo, aprendes también a fijar distanciamento como testigo de todos ellos. Aprendes como ser espectador y participante; en definitiva, dejas que el desapego acompañe tu involucramiento, o más bien, te permites esconderte secretamente detrás del otro …
Tendrás que aprender el arte de colocarte aparte a tí mismo, observando tus acciones y analizando tus intenciones como si fueran de otra persona. Debes dejar de practicar este arte sólo cuando tus acciones reflejen la tranquila sabiduría del Yo Superior y cuando tus intenciones reflejen tu impersonalidad desapegada.
Juega el papel de testigo de tu propio ego, a través de todas tus experiencias y vicisitudes. De esta manera, estarás imitando con esfuerzo a aquellas personas iluminadas para quienes el rol viene fácil y naturalmente por su propio desarrollo.
Desempeñar el papel de un observador de la vida, de tu propia vida, es ayudar al proceso interno de desapegarte de ella. Y el campo de observación debe incluir los eventos mentales, la sucesión de pensamientos …
El estudiante tiene que colocarse aparte de las formas de pensamiento, lo que significa que debe apartarse de la persona y mirarla como algo externo a sí mismo. Si, y cuando consigue colocarse detrás de ella, automáticamente adopta el punto de vista del Yo Superior. Debe hacer de la persona un objeto y del Yo Superior el observador …
Cada vez que abandonas la quietud, necesitas de una advertencia consciente. Esto no se obtiene fácilmente, ni normalmente por sí solo, sino a través del auto entrenamiento, la auto observación, la «atención plena», como la llamó Buda …
Practicar la vida en el mundo y no pertenecer a él, implica convertirse no sólo en un espectador del mundo, sino también de uno mismo. A medida que te pierdes en la experiencia del mundo, en esa medida pierdes esa conciencia más profunda de tí mismo.
Al adoptar una actitud de testigo, pones distancia entre las actividades del día y tú mismo. Esto te ayuda a tenerlas bajo control, evita que arruinen tu búsqueda por completo y preserva la paz interior que adquieres.
Cuando puedas retirarte mentalmente a voluntad, de una situación en la que estás involucrado con otros, para considerar a todos quienes participan en la misma, incluido tú mismo, con tranquila imparcialidad; habrás caminado lejos.
Con el tiempo, puede que te diviertas al ver tu propia actuación en el escenario de la vida.