“Para que la iluminación esté perfecta y completamente en equilibrio, esta no solo debe ocurrir en el pensamiento intelectual o en el sentimiento de las emociones; esta también debe tener lugar en la acción del cuerpo físico ”.
El cuerpo es tanto una proyección divina cuanto el planeta que habita. No es demoníaco, ni siquiera un símbolo de la triste caída del hombre. Cada célula de tejido, cada célula ósea, cada célula nerviosa y cada célula muscular a partir de la cual se construye, es en sí misma una expresión de la inteligencia y el propósito divinos. Es una copia en miniatura del universo.
Cada parte del cuerpo muestra claramente esta sabiduría infinita.
Es tan blasfemo ignorar, menospreciar o descartar el lado físico de la vida humana por poco importante, como negar que el universo es una proyección divina.
Aquellos que verdaderamente aspiran a un tipo de vida superior no tendrán más remedio que proporcionar una calidad superior al cuerpo que tienen que habitar, y cuyos nervios y cerebro condicionan su propio pensamiento. Estos aspirantes deberán dejar de ser descuidados con el material que alimenta el cuerpo.
Alimentarse de carne y, en menor grado, de productos animales tiende a mantener la consciencia humana limitada a una perspectiva influenciada por las propensiones animales. Para que la consciencia se vuelva verdaderamente humana, debe liberarse de la dependencia de aquellos alimentos y productos cuya sustancia está naturalmente imbuida de estas propensiones.
Los seres humanos suplican al Señor, con oraciones tristes, por ayuda compasiva o perdón benévolo, y sin embargo, ni por un momento piensan en sí mismos teniendo misericordia de las criaturas inocentes que son creadas y sacrificadas para su provecho.
No es suficiente comer con moderación; el aspirante también debe ser constante en la alimentación para mantenerse sano. No debe comer correctamente durante varios meses o años y luego, de repente, sumergirse en la dieta incorrecta durante un período de tiempo. Porque de esa manera puede perder la salud que ganó en unos días o semanas, tan fuerte puede ser la reacción. Mantenerse fiel a su dieta habitual es una de las reglas básicas que debe seguir. Sin embargo, los amigos y parientes pueden instarlo a abandonar lo que la experiencia le ha enseñado, lo que es mejor para su propio cuerpo y mente, y el aspirante necesitará una gran cantidad de fuerza de voluntad para resistir estos impulsos. Se le pedirá que sea obstinadamente fiel a su resolución inicial de que nada, ni nadie le obligará a romper su dieta.
Cuanto más cerca está del alma de las cosas, está en mayor armonía con la Naturaleza. Y si es fiel a sus instintos, comerá su comida cada vez más a medida de lo que la Naturaleza produzca.
Cuanto más la consciencia va evolucionando a niveles superiores, las funciones del cuerpo deben volverse más cualitativamente refinadas y purificadas por naturaleza.